Emery aceptó, se retiró del fútbol y cogió las riendas del equipo. En este curso se produjeron algunos cambios como el de sede a la Calle Viera y Clavijo o la creación del filial Tenerife Aficionados. Asimismo, Herrera se ganó el apodo de «sargento de hierro» debido a decisiones como prescindir de Vicedo, que llevaba ocho goles en catorce encuentros, por regresar a las seis de la mañana y en «mal estado» al hotel en el que se concentraba el equipo.
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