Gracias a su muy buena campaña con el Barcelona y la proximidad del Mundial de Sudáfrica, ese año consiguió numerosos contratos publicitarios, que aprovechaban su imagen de «chico común» para llegar a distintos sectores socioeconómicos y etáreos. En la Liga de Campeones se midió ante el Celta de Vigo, el Brujas de Bélgica y el Milan de Italia conformando el grupo H. Disputó ocho partidos y marcó solo dos goles ya que su equipo terminó en la cuarta posición en la fase de grupos y sin posibilidades de clasificar a la siguiente ronda.
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